Recientemente se ha celebrado en nuestra sede un foro participativo para la identificación de la valoración social del paisaje. Referente a las áreas paisajísticas de Tafalla, Olite – Erriberri y Cuenca de Artajona, y Bajo Arga estuvo dirigido a la población de la comarca y contó con participación técnica, política y de movimiento asociativo. Es una de las actuaciones que configuran un proceso metodológico donde prima el dar voz a las distintas inquietudes, opiniones e intereses de quienes vivimos en la Zona Media.
Fernando Lampre, geógrafo de Nabesaires, dinamizó el taller. Para ello primero expuso una presentación abordando las principales líneas del proyecto, y después propuso tres talleres participativos. El primero consistió en la valoración del paisaje por medio de la identificación de unidades concretas y elementos que fueron priorizados por las personas participantes colocando gomets de colores en cada una de las imágenes atendiendo a un código establecido, verdes para los paisajes que más valoramos, nos gustan y merece la pena conservar; amarilllos para los paisajes que nos agradan y en los que merecería la pena intervenir; y rojos para los paisajes que nos desagradan y valoramos negativamente. El segundo taller contemplaba escenarios de futuro, hipótesis acerca del paisaje ideal y el peor de los que imaginamos que odiaríamos encontrarnos. Y en el tercer taller se trabajaron líneas de acción en base a objetivos de calidad paisajística.
Se combinó una metodología individual, grupal y en plenario que enriqueció el proceso y permitió alcanzar acuerdos consensuados y múltiples múltiples puntos de vista.
LURSAREA (Agencia Navarra de la sostenibilidad), en respuesta al encargo del Servicio del Territorio y paisaje del Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno de Navarra está desarrollando el proceso para la obtención de la visión social del Paisaje en las Áreas paisajísticas de Tafalla, Olite y Cuenca de Artajona, y Bajo Arga/Área paisajística de Bortziriak-Cinco Villas, consciente de que el paisaje y sus valores asociados, tanto naturales como sociales y culturales, resultan no sólo un recurso de desarrollo de primer orden, sino un elemento fundamental de cara a implementar una adecuada política de ordenación territorial, para gestionar este recurso de acuerdo con el Convenio Europeo del Paisaje (CEP).